Como la lagartija del National Geographic -que, por cierto, no andaba muy lejos de mis pies- me atrapó en esta foto robada mi buen amigo Javier Barona, en el borde de una duna móvil sobre las arenas rojas del desierto del Namib. Esos días del invierno austral de 2005 andaba yo barruntando un punto de inflexión: la difusión de información, la esforzada labor de caballería andante desde el movimiento conservacionista, la rigurosa investigación de campo, e, incluso, el intento vano de dotar de responsabilidad desde dentro a las actuaciones de la administración, no bastan para cambiar actitudes: más que informar hay que formar y, sobre todo, se ha de apelar a la emoción, sin olvidar a nadie, independientemente de su edad o preparación. En eso ando desde entonces.
No es uno en absoluto dado a hablar de sí mismo, por lo que abrir un blog no es un asunto vocacional -y, en cualquier caso, no será un blog sobre un tema tan aburrido- sino la necesidad de ofrecer a tantas amigas y amigos que amablemente me escriben o tratan de contactar conmigo desde que ando publicando libros y libretes, un lugar de encuentro donde quien lo desee pueda estar al día de mis empeños en dar a conocer la Naturaleza y sus habitantes y en promover el interés en su conservación; y donde, sin sustituir al cuaderno -que acoge la anotación rigurosa y prolija- ni al diario de campo -de más extenso desarrollo-, intentaré compartir de cuando en cuando algunos instantes escogidos de "mi vida en los bosques".
No es uno en absoluto dado a hablar de sí mismo, por lo que abrir un blog no es un asunto vocacional -y, en cualquier caso, no será un blog sobre un tema tan aburrido- sino la necesidad de ofrecer a tantas amigas y amigos que amablemente me escriben o tratan de contactar conmigo desde que ando publicando libros y libretes, un lugar de encuentro donde quien lo desee pueda estar al día de mis empeños en dar a conocer la Naturaleza y sus habitantes y en promover el interés en su conservación; y donde, sin sustituir al cuaderno -que acoge la anotación rigurosa y prolija- ni al diario de campo -de más extenso desarrollo-, intentaré compartir de cuando en cuando algunos instantes escogidos de "mi vida en los bosques".