Prospectando un cortado rocoso en busca de buitres, me sorprende, desde una repisa, un
Alimoche mirándome, asomado como un vecino fisgón con su cara de bruja loca despeinada y con ictericia, como recién levantada de una noche movida de carreras de escoba sobre un cielo de estrellas cómplices y borrachas...