común como una más difícil de ver o una rareza, y que no tiene por qué ser la primera especie que se observó en la vida, sino aquella que, aunque se llevara tiempo mirando aves, nos atrapó definitivamente y nos hizo interesarnos profunda e irremediablemente en la observación e identificación de aves. Pero este paso, esta "chispa", la puede encender tanto la observación de una especie en concreto como un canto, un sonido, una escena o un comportamiento que nos caló hondamente. En mi caso particular, fueron dos "Aves Chispa" las que me atraparon simultáneamente, las dos que vi por primera vez a través de unos prismáticos. Andaba prendado yo de los animales desde que tenía uso de razón (si es que he tenido alguna vez eso tan serio), pero sin más equipo que los propios sentidos, y, por fin, ahorrando y con ayuda de mis hermanas, puede adquirir a los seis años de edad mis primeros binoculares, un aparatito casi de juguete, de sólo seis aumentos, que suelo recordarlo como que casi "alejaba" lo que mirabas a través de él en lugar de acercarlo. Y, nada más llegar por correo, abrí el paquete, lo desenfundé y me fui al vecino monte del pueblo, un algarrobal abandonado cerca de casa. En esas fechas del otoño avanzado, los dos primeros pájaros que pude enfocar, alimentándose de las bayas de un espino junto al que me aposté, fueron dos típicos invernantes: la curruca capirotada y el colirrojo tizón. Y ¡qué emoción sin límite, pura dicha, el descubrimiento de que no todos los pájaros eran pardos gorriones! ¡Ahí tenía, delante mío, nada menos que un precioso pajarillo gris azulado con boina negra y delicado párpado claro, y otro pájaro azabache con dos manchas blancas en las alas y una espectacular cola vibrátil rojizo anaranjada!
¿Cual fue tu ave chispa? ¿Y cómo fue ese momento? Me encantaría saberlo: vjhernandez@gmail.com