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Foto: A. Trepte. |
Redondas y diminutas bolitas de plumas sonrosadas, de pico mínimo y cola larga, con la que se equilibran en las mil piruetas de su marcha simpática en busca de alimento por las arboledas, nos visitan hoy, ya con el frío cierto, los primeros mitos. No crían lejos; a pie, por el camino del molino viejo, llegaríamos pronto a las parejas más cercanas, pero por aquí sólo aparecen cuando la otoñada avanza y el invierno extiende su presencia a cada rincón de las amables tierras bajas... ¡Os echábamos de menos!