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(Foto: Crusier) |
Si quieres hincharte a ver bichos (y a comer higos) nada mejor que acercarte a fines de agosto y septiembre a la higuera más cercana, con la migración de las aves en todo su esplendor, los insectos en plena actividad y mamíferos y algunos reptiles acudiendo también en busca del tremendo festín de higos que les esperan a mesa puesta. Tan solo hay que apostarse a una distancia prudencial, aunque, si vas en solitario y eres capaz de mantener la inmovilidad más completa (para lo cual se recomienda primero comerte todos los higos que te quepan), también puedes "integrarte" en la higuera camuflándote entre las hojas o subido a una rama; poner cara de higo es opcional, aunque suele funcionar bien, pero a unos se les da mejor que a otros (depende de la fisonomía)... Y a esperar. Muy pronto comenzará el desfile, con numerosas especies pasando y comiendo ante nuestras narices...