Me ha telefoneado un periodista preguntándome: "Usted, como naturalista ¿qué opina de la nueva ordenanza de la ciudad de Barcelona que prohíbe ir desnudo por la vía pública?" ¡¡¡¡¡?????
Y por enésima vez he tenido que explicar: "Mire, naturalista y naturista son dos cosas distintas; lo primero es el observador -estudioso o no- de la Naturaleza y la Historia Natural, hoy día ya claramente con una fuerte vocación e implicación en la defensa de la biodiversidad, el patrimono natural y el desarrollo sostenible, herederos de una tradición que en los últimos siglos ha dado personajes fundamentales como Humboldt, Mendel o Darwin, por nombrar a algunos sobradamente conocidos; mientras que lo segundo es un movimiento que promueve una vida en armonía con la Naturaleza, incluyendo el nudismo como forma de respeto e interconexión con uno mismo, los demás y el medio natural. Es decir, se puede ser o no a la misma vez naturalista y naturista."
A mí, de momento, no me ha dado por ser naturista (no es práctico ¿dónde guardo la libreta de campo?¿Y el bolígrafo?), pero viendo el miedo al desnudo que vuelven a tener las mentes bienpensantes, echando mano de la prohibición del libre albedrío, como ahora el Ayuntamiento de Barcelona, esa ciudad que se tenía por bandera de la posmodernidad, empiezo a pensar que igual no es tan malo salir a ver pajaritos prismáticos en mano y aireando el propio...
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