El secreto mejor guardado de todo observador de aves aficionado a ponerles comederos ha sido durante largos años su personal "fórmula mágica" de preparación de las distintas mezclas de grano y otros complementos para atraer a la mayor cantidad y variedad de especies posible. Como alquimistas medievales, hubo carreras locas en ocultos "laboratorios" para lograr la receta universal y conseguir lucir el jardín, balcón, terraza o parcela más espectacularmente poblado de aves, sobre todo en países con larga tradición en este tema. Incluso, circulaban por ahí, sólo para "iniciados", las supuestas "fórmula de los cuatro elementos de Darwin" o "la mixtura germinal que Gerald Durrell nunca contó"...
Hoy día, con las mezclas comerciales, y porque se ha comprendido que merece la pena difundir esos secretos para favorecer a las aves, la cosa ha cambiado profundamente. No obstante, cada uno de los que aún "cocinamos" nosotros mismos la comida de los pájaros, tenemos nuestras preferencias, proporciones y medidas, destilados en el alambique de muchos años de pruebas...
