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(Foto de Cinciallegra Birdgardening a través de Birdcam Italia) |
El otoño, con la arribada de las primeras aves invernantes, es un buen momento para instalar comederos con que favorecerlas y atraerlas durante todo el invierno al jardín, el balcón, la terraza o, bien, incluso a un parque o solar cercano, o a las afueras de la población. Yo mantengo comederos para aves en activo todo el año, procurando variar el alimento según los requerimientos de las aves en cada estación, pero son especialmente útiles durante los meses fríos y los periodos migratorios, cuando el alimento escasea, aportando una fuente de comida segura a los pájaros migrantes e invernantes, además de a los locales.
Construidos por uno mismo o adquiridos en
una tienda especializada, los comederos han de instalarse a salvo del acceso de los gatos y otros posibles predadores. Los repostaremos con distintas mezclas de grano (pipas de girasol sin tostar, preferentemente pipa negra, alpiste, mijo, negrillo, nabina, cañamón, alazor, cacahuete pelado...), colocando en otros soportes, pero sin mezclar con el grano, alguna manzana o pera, por ejemplo, y algún recipiente o comedero especial de sebo o manteca. Es preciso limpiar bien los comederos una vez por semana, para evitar que los restos de comida se estropeen y provoquen alguna intoxicación o infección a las aves.
Bueno, pues llegó el momento de instalar el comedero, de ayudar a las aves y ¡disfrutar observándolas de cerca! ¡Mucha suerte y ya me contarás!