El 18 de diciembre se subió a Youtube un
falso vídeo de un águila atrapando a un niño pequeño en un parque urbano de Montreal, mostrándolo como si fuese un suceso real. En pocas horas el vídeo ha sido visto por varios millones de personas y la "noticia" reproducida por numerosos medios de comunicación de todo el mundo, desde diarios en papel y online hasta radios y televisiones.
Aunque muy minoritariamente y con muy poca repercusión, pronto surgieron sospechas y comentarios en foros y blogs apuntando a que se trataba de un montaje, tanto por efectos extraños en las sombras como por fallos en la composición de la imagen o movimientos no naturales de las alas del águila. También circuló la versión de que se trataba de un montaje con un águila de cetrería atacando a un muñeco con el que se la había entrenado. Otro de los argumentos de peso contra la veracidad del vídeo es que en Montreal el águila real es una rareza; además, el ave de la imagen no es una auténtica águila real, bien porque se trate de un híbrido con otra especie del género, obtenido en cautividad, o bien porque ha sido simulada por ordenador sin tener en cuenta con detalle las características y proporciones de esta especie.
Finalmente, a raíz de la repercusión del vídeo, al día siguiente, 19 de diciembre, se ha difundido
un comunicado desde el NAD (Centro Nacional de Animación y Diseño) informando de que el vídeo es en realidad un trabajo de simulación en 3D elaborado por tres estudiantes del centro como trabajo de clase.
El problema es que el desmentido sólo llegará a una ínfima parte de la gente que vio el vídeo o escuchó o leyó la noticia y ahora está convencida de que las águilas, y seguramente las aves rapaces en general, son un peligro mortal para los niños. Y no llegará porque los desmentidos cuestan mucho de difundir, especialmente a los medios de comunicación reacios a admitir que han cometido un error, que han hecho dejación de ese principio fundamental del periodismo que es contrastar la noticia y las fuentes. Además, resulta más espectacular y más viral la falsa noticia de un águila capturando un niño que su desmentido posterior...
El resultado, tanto de difundir este vídeo sin pensar en su posible repercusión, como de la falta de profesionalidad de los medios que se han hecho eco sin contraste alguno, es que gran parte del esfuerzo dedicado durante decenas de años y muchas personas a defender las aves de presa, a desterrar las falsas creencias y leyendas negras en torno a estas aves, a demostrar y divulgar su importante papel en el equilibro de los sistemas naturales y que son totalmente inofensivas para los seres humanos, ha quedado seriamente dañado.
Por ello, hemos de hacer lo que podamos para intentar difundir lo más posible el desmentido de esa noticia.
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