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(Foto: Pierre Dalous) |
Centinela de los caminos que atraviesan los paisajes ajedrezados de arbustos y claros herbáceos, donde el monte bajo domina sobre el árbol, o los cultivos y pastos extensivos, la tarabilla común acompaña nuestros paseos rematando el poste del vallado, el letrero del coto, la rama pelada que sobresale vertical sobre el dosel... Parece que nos da el alto con el deslumbre de su pecho ocre anaranjado vivo... "¿dónde va usted por aquí?", "a ver pájaros, y a sentirlos", "ah, sí, ya le conozco; no deje de volver"... Y su reclamo inconfundible, "bit-chac", da aviso al resto de aves. En estas fechas desaparecen o son raras en los altos, invernando al resguardo de las tierras bajas del llano, del valle y del litoral, si bien una porción de la población ibérica parece bajar al norte de África, en tanto que recibimos a aves europeas.
Para saber más sobre la tarabilla común:
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