Alta ya la luna sobre el cielo del sur, brillante aún sobre las gotas de lluvia de los últimos días, multitudes impresionantes de hormigas aladas emprenden su baile nupcial a la luz de las farolas de la noche fresca. Por debajo, a carrerillas cortas y patizambas, llegan, redondos y glotones, hasta la puerta de casa, los sapos corredores:
"- ¿Qué hay de cena hoy?
- ¡Hormigas voladoras!¡Hormigas voladoras!
- Hummmm...".