Este apartado rincón segoviano es un mundo de cortaduras calizas, choperas, encinas y parameras de sabinas, pero, sobre todo, un mundo de alas al viento, de grandes rapaces, de cientos de buitres leonados congregados en la más concurrida de sus colonias de toda Europa. Un mundo que ha llegado como está hasta hoy y del que sabemos mucho gracias a diversas personas e instituciones, destacando el esfuerzo de casi cuarenta años de intensa labor altruista, no suficientemente agradecida, de mi amigo Fidel José Fernández y Fernández-Arroyo.