Publicado en el diario Público el 17 de agosto de 2013
Su polluelo
Ahora que los vencejos locales ya se fueron camino del sur, en estos momentos en que muchos pequeños pájaros estivales como mosquiteros musicales e ibéricos, papamoscas, buscarlas y carricerines han emprendido también su viaje migratorio hacia tierras transaharianas, un piído agudo insistente, que cada pocos minutos llega por la ventana, me recuerda que otro buen puñado de aves reinician la crianza con sus segundas y aun terceras nidadas. Los silbidos que escucho en este momento son las llamadas de petición de comida de los pollos de la pareja de lavanderas blancas que crían en el tejado de enfrente. También gorriones comunes y molineros ceban a sus pollos en los nidos de nuestro tejado. Y en el campo abierto ante el balcón, buitrones, escribanos soteños, currucas cabecinegras, verdecillos, aviones comunes, mirlos y jilgueros andan atareados también acarreando materiales para el nuevo nido o comida para los polluelos.Media el verano, muchas aves se van, pero para buena parte de las residentes y de las migradoras de corto alcance comienza una segunda primavera.