2/5/2016. Recupero mi primer telescopio terrestre. El viejo Opticron que allá en los ochenta del siglo pasado teníamos que pedir a Inglaterra porque aquí aún no se comercializaban. Venía con el aura de ser el telescopio "oficial" de la RSPB para la vigilancia de nidos de halcón peregrino... ¡Y cuántos halcones y tantas otras aves (y otros bichos) pasaron por sus lentes! Hasta que lo cambié veintitantos años después por un modelo moderno. El viejo telescopio se quedó para los viajes largos, por lo ligero y porque duele menos si se "pierde". Ahora se viene a Bulgaria, al viaje de observación de aves que emprendemos esta madrugada, y que durante ocho días nos llevará a atravesar el país desde los Balcanes hasta el Mar Negro y vuelta. En busca de las aves más exclusivas de la Europa oriental por montañas, bosques, praderas, costas y humedales.
Ya os contaré...
