Estos días atemperados de febrero ponen las primeras lagartijas en los claros, asoleándose al resguardo del viento; cuelgan del cielo nocturno los murciélagos tempranos; y rescatan de su largo sueño invernal al erizo europeo. Del moruno, que no hiberna, veníamos viendo alguno de vez en cuando. Y, por fin, esta madrugada salió a nuestro paso -orondo, ruidoso y todo bufidos- el primer erizo europeo.
