Salgo al balcón. La noche, ya en calma tras la tarde de lluvia, huele a herbazal agostado apagado por la tormenta. A verano naciente que funda un tiempo nuevo. A esperanza primera, frágil y cierta.
Reverbera el eco de la canción del grillotopo y el silbo mecánico de los sapos parteros sobre el silencio de los ruiseñores, inundándolo todo...