Hacía mucho tiempo que no veía una especie de ave en España nueva para mí. Hoy he tenido la ocasión y la suerte de conseguirlo, gracias al aviso de los hermanos Bort sobre el alcaudón isabel, Lanius isabellinus, que observaron ayer, nada menos que a 5 km y 800 metros exactos de la puerta de mi casa, en el Marjal de Almenara (Castellón). Una rareza excepcional en Europa, y más en la península Ibérica, que tiene sus lugares de cría más cercanos en las altas llanuras de Mongolia y la China occidental.
Poco antes de amanecer ya estaba yo allí, 5ªC y aguardando a buena distancia del arbolito donde fue observado y fotografiado ayer a las 11 de la mañana. Con las primeras luces, recibo un mensaje de mi amigo Goyo Chaguaceda: que está en camino desde Valencia para intentar ver también al bicho.
Al momento cambio de posición para tener el sol a la espalda y evitar el contraluz. Me detengo a unos cien metros del arbolito, por no molestar y observar desde la distancia. Me entretengo repasando los rasgos de la guía de campo, escuchando el relincho de los calamones, los trompeteos de las fochas, el berrido del rascón... Llega Goyo, me telefonea y le indico dónde estoy. Aparca detrás de mí y entra en el coche... Hace frío, pero mantenemos las ventanillas abiertas por escuchar. Al cabo de un rato, atentos a cada vuelo, a cada trino o reclamo, Goyo sale a buscar algo en su vehículo. Y nada más abrir la puerta se detiene, extrañado por un canto en el cañaveral a nuestra derecha. Me pregunta qué puede ser... Suena a carricerín real. Miro con los prismáticos... y...
¡¡¡Ahí está!!!! ¡¡¡A sólo unos seis metros delante nuestro, posado sobre una caña y cantando tranquilamente y sin prestarnos atención!!! Lo vemos a placer, nos deja hacerle fotos sin problema, no recela en absoluto, mucho mas confiado que nuestros alcaudones autóctonos. Resulta sorprendente esa confianza y su entrega al canto, entreverado de imitaciones de carricerín. Y, sobre todo, que de todos los puntos donde podíamos habernos puesto a hacer la espera, y pese a habernos alejado cien metros del sitio donde fue observado, por no incordiarle, nos hallamos detenido precisamente a seis metros de donde, buen rato después, el ave ha decidido dar su concierto matinal.
Continúa indiferente su canción, se acicala de vez en cuando, tiene el detalle de girarse, dar la vuelta, volver a ponerse de frente y mostrarnos con ello los caracteres de su cola, obispillo, alas, flancos... Un precioso macho adulto.
Poco después llegan más pajareros y les vamos indicando dónde está: Marco y Juan desde Buñol, luego Toni desde Valencia; más tarde Pepe, también de Valencia, José y Porti desde Madrid... Y poco a poco van llegando más -según me cuentan, pues la familia me reclama y me he tenido que marchar- que irán sumándose a lo largo de la jornada. Habrá entusiastas de la observación de aves que vendrán incluso de más lejos. El fin de semana se prevé concurrido en estos marjales tantas veces solitarios, por donde paseo cotidianamente, donde ver unos prismáticos que no sean de un cazador es casi una excepción. ¡Bien por Isabelito, ese raro y bellísimo alcaudón del Oriente lejano que tenemos de visita!
ADENDA
Después de irme, los compañeros pudieron observar un comportamiento muy interesante. Goyo me contó por telefono y Marco Matilla con estas palabras: "hemos descubierto al alcaudón dando buena cuenta de un mosquitero que tenía ensartado en una caña (ensartado, o al menos bien enganchado, lo que le permitía ir comiendo de él dando buenos tirones). Finalmente lo ha desenganchado y se lo ha llevado a otro sitio. No ha sido una captura en ese momento, sino que lo tenía a modo de despensa."